Corneta -

Pablo Emilio Beltrán Bejarano

Periodista. Locutor, escritor y poeta. Fundador de este medio digital. Hace parte de Cafeletreando desde 2016.

Twitter: @pabloemilio6905

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Corneta será una columna que como el nombre del instrumento servirá como aviso y alerta en el aspecto cultural, frente a las diversas circunstancias como en este caso las dificultades causadas por la cuarentena del coronavirus, o al fenómeno de la industria cultural.

Para esta entrega haré referencia a la difícil situación de los cultores frente a la cuarentena planteada por la pandemia del coronavirus, que con pocas excepciones se encuentra extendido por la mayoría de países del mundo haciendo de los cultores unas de las grandes víctimas, así no se hayan contagiado o fallecido por la enfermedad.

No resultaría nada extraño que muchos cultores, artistas y personas del mundo de la industria naranja (otro de los nombres de la industria cultural, hayan padecido la enfermedad, y algunos hayan fallecido.

Sin embargo, el verdadero problema radica en que los cultores en este momento fueron de las primeras víctimas de la parálisis que implica la cuarentena, y serán de los últimos en ver la luz al final del túnel de esta delicada actualidad que afecta a la humanidad.

Al decretarse la cuarentena, necesariamente los primeros sacrificados han sido los eventos culturales, conciertos, exposiciones, recitales, ferias del libro, fueron completamente suspendidos, aplazados y en la mayoría de los casos cancelados, al no tener una fecha cierta del final del confinamiento y por la misma razón mucho menos poder fijar la realización de los mismos, esto implica necesariamente devolución de boletería y abonados para los eventos y de paso dejar sin ningún tipo de ingreso a quienes viven de su arte.

Así es como en este momento muchos artistas están literalmente pasando hambre, y subsistiendo casi de manera indigente de las ayudas que las diferentes autoridades hayan dispuesto para auxiliarlos, y necesariamente serán los que más tiempo vayan a necesitar de los subsidios y apoyos gubernativos.

El panorama es desolador, porque si bien algunas industrias después de casi 50 días han reabierto actividades, generalmente se trata de industrias productivas necesarias para la subsistencia de la humanidad, esto aunado al desprecio de muchos que consideran a las actividades culturales como algo suntuario de lo que la humanidad puede prescindir en algún momento sin que para nada se afecte la subsistencia individual o colectiva, más aún cuando las artes audiovisuales pueden proveer una fuente de entrenamiento suficiente como para mantener “ocupadas” y distraídas a las personas y hacer más llevadero el aislamiento y en algunos casos la soledad.

Si bien es cierto muchos artistas han recurrido a la virtualidad para mantener vivo el ejercicio de su arte, bien sea a través de conciertos, recitales o festivales virtuales, finalmente la gran mayoría de estos eventos se realizan por “amor al arte”, sin ningún tipo de lucro para sus ejecutantes que en muchos casos viven de la expresión artística que llevan a cabo.

Esta situación tiende a mantenerse y a incrementarse con el paso de los días, y como siga así la situación muchos artistas van a terminar dedicados al rebusque diario como muchos otros ciudadanos, desperdiciados en oficios disímiles y de mera subsistencia, o lo que es peor, en la indigencia y lamentablemente hasta en el suicidio, en el entendido que un verdadero artista es una persona altamente sensible y vulnerable por la misma razón.

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