Vecina ya llegó el agua…

Carlos Pardo Garrido

Correo: carlospardo0809@gmail.com

Recuerdo que mi abuela Inés decía: prefiero que corten la luz y no el agua. Nosotros (mis hermanos y yo) ya a puertas de la era de la tecnología no entendíamos como vivir sin electricidad. Mi madre, disfrutando de sus años de pensión heredó, como le digo yo, esta obsesión por el agua. Ahora en mi época adulta lo entiendo todo. Mi pueblo que recibe su nombre indígena por ser un acuífero (Morro: cerro- oa: agua), una década atrás abastecido con agua diariamente, casi las 24 horas, está quedando sin agua, o más bien, la están dejando sin agua. Entendemos que el calentamiento global y la incorrecta utilización de los recursos naturales nos ha llevado a la tarea de administrar con lupa los mismo. Hoy en día tenemos que pedirla con pancartas y arengas para tenerla en casa por lo menos cada 3 o 4 días. Las últimas administraciones han semiprivatizado el servicio, obligando al pueblo a emprender una lucha social en busca de devolverle a los Morroanos el derecho a este preciado tesoro. Desde que yo tengo uso de razón, nunca había visto congregado al pueblo por una causa. Es lo que de Sousa llama “memoria anticipada”, un pueblo que había sido privilegiado por el agua, ahora estaba en pie de lucha para recuperar su esencia.

No podíamos imaginarnos que un pueblo tan pequeño, temas como el capitalismo, la concentración económica y la concepción propietaria de la política, nos fuera a afectar tan directamente. Y es que cada día las ideas neoliberales, buscan las vías “legales” para seguir sometiendo a los pueblos; y aunque la lucha social sufre de un agotamiento paulatino, la desobediencia política (como la concibe De Sousa), es la herramienta primordial para, por fin, reconocer el conocimiento que nace de la lucha. Esta lucha que sostenemos hace más de 5 años, ha congregado a la población en general; tanto el casco urbano, como los campesinos, los profesionales, las amas de casa, los trabajadores independientes, los docentes, han aunado su voz y sus conocimientos para recuperar la autonomía del servicio

Pero esta lucha va más allá del agua, también tiene su trasfondo político. La privatización del servicio dejó al descubierto las intenciones de las administraciones para someter las leyes, normas y sobre todas las arcas del pueblo a su conveniencia. Así que la lucha se ha descentralizado. Ahora son objetivos varios lo de estas manifestaciones, tratando, con justa razón, devolverle al pueblo la honestidad, la tranquilada y el progreso de antaño en manos de sus gobernantes (De Souza lo define como política reconfigurativa: transformar el poder para recuperar el poder).

Estos años de manifestaciones, al que se le fueron adhiriendo cada día más personas, conllevaron a una organización más estructurada de la lucha; así nació el movimiento ciudadano por Morroa, con una propuesta política clara: Morroa diferente y un color distintivo, el rojo. Todas las casas simpatizantes con el candidato y el nuevo grupo político tenían una Bandera colgada en sus casas como signo de apoyo y aun mas, en desacuerdo con las decisiones arbitrarias de la administración a cargo. Esta nueva organización con claros objetivos y metas en común vibración simpática con las preocupaciones de la mayoría de pobladores, con el tiempo tendría tanta resonancia, que logró fusionar diversos partidos políticos del municipio para elegir un candidato único que se convertiría en el candidato de la oposición. Este espacio abierto y de oportunidades donde convergen todas las clases sociales, las razas, las profesiones, los saberes (Ecología del saber. De Souza 2000), logro en el año 2019 derrotar la administración que permaneció en el poder por 12 años. Y la lucha sigue por recomponer el tejido social roto por las disputas políticas y las malas administraciones.

De Souza tiene toda razón cuando dice que estas luchas son de todos, nos atañen a todos; estas “presencias colectivas” como las llama”, ya no es de unos pocos, de unos grupos, se volvió parte de nuestra lucha diaria por nuestros intereses primordiales, la tierra, el agua, la igualdad de género, nuestros recursos naturales, y con igual energía rescatar nuestra identidad cultural atropellada y abandonada por la lucha de poder y dinero.

Somos descendientes de indígenas y campesinos, así que estas luchas, estas manifestaciones, que hemos batallado desde hace siglos, nos involucran directamente, removiendo en nuestro interior los deseos de superación e igualdad. Defender nuestros territorios, nuestra fauna, nuestra flora, nuestra identidad cultural, nuestra historia, hace parte de nuestro desarrollo evolutivo, preservando lo que realmente es importante para vivir y sobrevivir en este mundo cambiante.

Lectura: El bambuco y los saberes mestizos: academia y colonialidad del poder en los estudios musicales latinoamericanos. Carolina Santamaría Delgado